martes, 6 de diciembre de 2011

A la Concepción de Nuestra Señora, pidiendo la definición de éste misterio a nuestro santísimo padre Inocencio X.

Gregorio Fernandez, Inmaculada, La Redonda, Logrono España.

Aquí de la fe, que ya
hacia la Fe se avecina
una verdad que defienden
los que por la Fe militan.

Yo no digo, que es de Fe,
pero no habrá quién lo diga,
que una verdad tan jurada
se va haciendo fidedigna.

Antes se creyó de gracia
esta gran prerrogativa:
Ya es justicia el no creer
que se jura con mentira.

¿Qué aguardas, grande Inocencio?
Mira la especiosa oliva,
de las armas de la Fe
en tu Paloma benigna.

Mírala en los atributos
de María, y no permitas,
rama de raíz infecta,
en tan honradas divisas.

¿El Espíritu divino,
que con las alas camina,
del amor al beneficio
de esta inferior jerarquía,

tardará un instante en dar
la gracia a la gracia misma?
¿cuánto mayor fué la hazaña
que obró en un Ave María?

Califique, pues, tu voz
esta verdad tan crecida,
pues la misma gracia a voces
pide que la hagas justicia.

De Antonio de Solís