sábado, 19 de marzo de 2011

El genio es una larga paciencia.


Cuando Leonardo pintaba “La Última Cena” pasaba horas enteras sentado sin hacer nada. “¡Pinte!” -le decía el prior. “No veo la cabeza de Cristo”, decía el de Vinci. ¿Creéis que estaba ocioso en esas horas? Nones. Estaba trabajando en “no ver”, en hacer en sí mismo la oscuridad creadora, en rechazar docenas de cabezas insatisfactorias que su portentosa imaginación le sugería. El genio es una larga paciencia. Hay que esperar para escribir que se forme sola en la punta de la pluma la destilada gota transparente.

Leonardo Castellani, Diario, 28-II-48.